HISTORIA DE LA SEGURIDAD INDUSTRIAL
Desde los albores de la historia el hombre, se ha distinguido por su industria. Las viviendas de los hombres cavernarios, las pirámides, la antigua tapicería china y las antigüedades similares, atestiguan la historia del hombre desde hace varios milenios. Por el hecho de que su deseo de conservación y su temor a lesionarse no eran entonces menos intensos de lo que lo son en la actualidad. La prevención de accidentes se practicaba indudablemente en cierto grado, aún en las civilizaciones más remotas.
Tales esfuerzos, es muy probable que fueran casi por completo de carácter personal y defensiva. La seguridad industrial, hasta tiempos más o menos recientes fue principalmente un asunto de esfuerzo individual más que una forma de procedimiento organizado. La verdadera necesidad de seguridad organizada, no provino sino hasta el advenimiento de lo que se llama “ la edad de la máquina” y el movimiento de seguridad, como existe hoy, es estrictamente una innovación moderna.
Desde el punto de vista social, Gran Bretaña ha sido el país más destacado, por haberle dado al mundo el arte de autogobierno. Inglaterra fue también la cuna de la industria mecanizada. Antes de 1.500, dicho país era totalmente agrícola, con un conglomerado de pequeñas colonias de sustento propio, llamadas “feudos”. Los lores, nobles y caballeros de armadura, estaban en el apogeo de su gloria. Este fue el periodo de la historia inglesa “en el que la caballería estaba en la flor de sus días”. Desde 1.500 hasta las postrimerías del siglo XVIII, los británicos progresaron firmemente en lo que respecta a sus industrias manuales. Los artesanos dedicados a trabajar la madera, el metal y particularmente la industria textil, llegaron al pináculo de su destreza. Surgió entonces la fuerza de vapor. Se dice frecuentemente que James Watt inventó el motor de vapor. En realidad, transforma una embarazosa monstruosidad en un dispositivo de trabajo en el que podía confiarse para obtener fuerza. Su primer motor eficiente funcionaba ya en realidad desde 1.776 desarrollando 14 carreras por minuto, cuando las colonias americanas lograron su independencia. También fue significativa la invención de la desmotadora de algodón de Eli Whitney, en 1.793.
Los primeros años del siglo XIX presenciaron el triunfo rápido de la mecanización de la industria. Simultáneamente con el aumento del uso de la fuerza de vapor, declinó la labor manual. Esto no llegó, sin embargo, sin la lucha consiguiente, pues en tanto que el sistema mecánico de fabricación textil se desenvolvía, surgieron muchos motines entre los hilanderos manuales y los operarios de las fábricas. Los obreros manuales, muchos de los cuales impusieron toda su fuerza para impedir el funcionamiento de la fábrica, destruyeron inclusive algunas de las máquinas. Pero la mercancía resultaba menos costosa al ser producida a máquina y, finalmente, el obrero manual suspendió su lucha inútil y ocupó su lugar en la hiladora y el telar mecánico. El nacimiento de la fuerza industrial y el de la seguridad industrial no fue simultáneo. La introducción de operarios ingleses en la industria mecanizada vino acompañada de condiciones de trabajo y de vida tan detestables que resultan difíciles de relatar. El envilecimiento y la degradación social invadieron rápidamente los centros industriales. La población de Manchester aumentó a 200.000 habitantes. No había ningún sistema de distribución de agua y los obreros tenían que ir en su busca a grandes distancias y esperar en fila con sus cubetas, después de su tarea diaria. También eran comunes la idiotez y las deformidades corporales. El registro de las defunciones se triplicó.
Al producirse la revolución industrial se incremento el número de establecimientos industriales, los cuales disponían de gran cantidad de mano de obra debido a la
desocupación en el agro debido a la introducción de nuevas técnicas. En tal situación, poca fue la atención puesta para resguardar la salud de los trabajadores.
A medida de que transcurre el siglo XIX aumentan las presiones sociales originadas en sentimientos humanitarios, así como movimientos de trabajadores para prevenir y compensar los accidentes de trabajo.
En efecto, se sostuvo que el accidente era de responsabilidad del empleado y no del empleador, Distintos países emitieron leyes para resguardar al trabajador de los accidentes de trabajo.
Nuestro país lo hizo en 1915 con la Ley 9688, reemplazada luego por la actualmente por la Ley de Accidentes Nº 24028 en 1991. En estas leyes se establecía claramente el principio de la responsabilidad del empleador.
Posteriormente, esta ley fue reemplazada por la denominada Ley de Riesgos del Trabajo N° 24557 de 1995.
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